La
Liturgia, por cuyo medio "se ejerce la obra de nuestra
Redención",
sobre todo en el divino sacrificio de la Eucaristía,
contribuye en sumo grado a que los fieles expresen en
su vida,
y manifiesten a los demás, el misterio de Cristo
y la naturaleza auténtica de la verdadera Iglesia.
(Sacrosanctum Concilium 2)